El poder de la intención

El poder de la intención mueve la energía atrayendo los potenciales a nuestra realidad. El desconocimiento de este poder, el cual yace en el interior de cada uno de nosotros, es lo que impide que los sueños se materialicen y que incluso, los peores temores se vuelvan tangibles.

En todo momento estamos dirigiendo nuestra energía, ya sea de manera consciente o inconsciente, a través de aquello en lo que nos enfocamos. Por ejemplo, una persona que se preocupa en exceso, que vive con miedo y que expresa sus deseos en negativo, como “no quiero perder mi casa”, está poniendo toda su atención en lo miedos y permitiendo ciertas fugas de energía. Además, acabará atrayendo más escasez, tristeza, frustración y todo tipo de energía densa por resonancia.

Cuando uno siente que es posible materializar sus sueños y mantiene esa fe y confianza de que va a pasar, no hay barreras. El problema son las interferencias, y no solo me refiero a las externas, sino nuestros propios pensamientos y dudas; no sentirse merecedor de la abundancia, no distinguir si realmente se quiere o no ver manifestado un cambio, los miedos sobre qué dirán o temor a lo que pueda pasar si se hacen realidad. Por eso, ojo dónde ponemos la atención.

Experiencias personales con el poder de la intención

En la entrada de hoy quisiera hablar de experiencias personales relacionadas con este tema y el hecho de que es posible cumplir los sueños, gracias a nuestro inmenso poder de manifestación.

A principios del año 2022 mi alma sintió el impulso de viajar a Egipto. Sentí que era mi momento de visitar este país lleno de historia y encantos. Yo me decía: “Sé que voy a Egipto en 2022”, con esa certeza que no da lugar a ningún atisbo de dudas. A pesar de no saber cómo, con quién, ni fecha exacta, tenía la certeza de que sucedería.

Cuando uno pone la intención entonces se sucede la magia y todo fluye naturalmente, y así sucedió.

Hablando con una amiga sobre la idea, en seguida mostró interés, y al poco tiempo, escuché la conversación de otra amiga hablando sobre vuelos a Egipto. En cuestión de días la idea ya estaba cobrando vida y forma. Todas las circunstancias se daban fácilmente. El universo estaba tejiendo sus hilos acorde a esa intención original.

Este artículo lo he escrito al regresar de tierras egipcias. El sueño se hizo tangible y he saboreado cada instante cuanto he podido, y por supuesto, doy gracias a la vida por acompañarme en esta nueva aventura.

Muchas veces antes he puesto en práctica el poder de la intención. Recuerdo que hace unos años decidí que para mi cumpleaños estaría viajando. Apenas quedaban unos días, pero yo sabía que se sucedería porque lo sentía en mi corazón.

Yo no sabía a dónde ni con quién iría, pero tenía la certeza. Días más tarde escuché de “casualidad” a una compañera de trabajo que viajaba sola a Croacia en las fechas de mi cumple, y sin pensarlo me fui a ella y le pregunté si querría compañía. De repente, todo se dio sin esfuerzo y el universo confabuló para que mi deseo se cumpliese. A día de hoy puedo decir que fue uno de los viajes más mágicos y esta persona se convertiría en una de mis mejores amigas.

Para terminar voy a compartir una anécdota más, pero en esta ocasión no de viajes para cambiar de tornas. Yo siempre he sido una persona muy inquieta y disfruto mucho formándome. Surgió la oportunidad de cursar una formación con una persona a quién admiro y sin saber muy bien en qué consistía sentí que debía hacerlo. Cuando averigüé el precio me pareció excesivo y mi parte racional en seguida buscó un montón de excusas para no hacerlo. Sin embargo, escuché mi corazón que seguía guiándome en esa dirección. Yo solté y confié en que el dinero llegaría, y no se hizo esperar, ya que a los dos días, apareció en mi cuenta un monto inesperado, ya que era una ayuda solicitada al Estado hacia más de un año, la cual ya daba por perdida.

De nuevo, la vida me estaba allanando el camino para facilitarme seguir mi intuición, la cual nunca falla. Efectivamente, era un curso que complementaba a la perfección el resto de formaciones que estaba llevando a cabo y encajó perfectamente como la pieza del puzle que faltaba para ser completado.

En resumen, cuando uno confía en la vida, la vida responde siempre. Cuidemos nuestra energía, en forma de pensamientos, sentimientos, palabras y acciones, para dirigir nuestro barco a buen puerto. En lugar de dejarse llevar por vientos y mareas que lo lleven a la deriva, tomemos la decisión de poner la intención clara de la dirección a tomar.