
Hiperactividad frente a estados de relajación
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El progreso tiene numerosos beneficios para la humanidad, pero de igual manera acarrea una serie de inconvenientes para nuestro cerebro. La tecnología, especialmente internet, ha revolucionado la manera de entender el mundo y ha provocado grandes cambios, no solo a nivel cultural, sino también cerebral.
Consecuencias de la evolución tecnológica
Esta nueva evolución nos ha generado un ritmo mucho más frenético para asimilar y procesar información casi de manera inmediata, lo que nos dificulta mantener la atención en un solo objeto o tarea. Cada vez es más frecuente la realización de varias tareas a la vez, incluyendo chequear las redes sociales, el correo electrónico o las noticias, mientras estamos con los amigos, en horas de trabajo o delante del televisor. En consecuencia, nos estamos volviendo más acelerados, distraídos e incluso hiperactivos.
La situación laboral
A nivel laboral, también se nos exige aumentar la productividad al mismo ritmo desenfrenado al que van las nuevas tecnologías. Este nivel de exigencia está provocando que nuestra concentración se vea sometida a una gran cantidad de estrés. La urgencia se ha convertido en la protagonista indiscutible en cualquier trabajo actual, así como el constante cambio de actividades y responsabilidades dentro del mismo cargo. En consecuencia, nos vemos obligados a redirigir diariamente la atención a distintas áreas, a gran velocidad. A todo esto hay que sumar que, cada año, las empresas esperan incrementar la productividad, el rendimiento y por ende, la celeridad en la ejecución.
El sentimiento generalizado de la sociedad moderna es la sensación de falta de tiempo para realizar tantas cosas durante el día, quedando limitado el tiempo para nosotros mismos.
Considero el ritmo acelerado de la vida actual como un intento de automedicación, aunque inútil, de la frustración existencial. Cuanto más desconoce el hombre el objetivo de su vida, más trepidante ritmo le da. Viktor Frankl
Cerebro en multitarea
Ante la exigencia de realizar más de una cosa simultáneamente, repartiendo la atención en varios focos, el cerebro intenta adaptarse, cambiando velozmente de una tarea a otra. Este es el entorno en el que crecen los niños y adolescentes hoy en día. En consecuencia, el número de casos de jóvenes con trastornos de Déficit de Atención (TDA) y trastornos de Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH), sigue en aumento. La cultura de “hazlo, pero ya”, ha conducido al incremento de este tipo de trastornos, que en realidad tienen más relación con la manera de procesar la información, el aprendizaje y la realización de tareas cognitivas.
El auge de las redes sociales
Tanto las redes sociales como el propio internet, han traído muchas cosas positivas al ser humano. El conocimiento y la información está al alcance de todos, la propia manera de enseñar ha progresado y las convocatorias colectivas son más efectivas. Sin embargo, también conllevan perjuicios, como la reducción de la atención, la pérdida de contacto real, no virtual, y un aumento en la agresividad, impulsividad e hiperactividad.
Apagón en las aulas
Se ha podido ver un mayor número de casos en las aulas de lo que hoy se conoce como el “apagón emocional”. Esto quiere decir que, los alumnos pierden el interés en algún momento, debido al estrés al que se ven sometidos. La tensión constante les conduce a este “apagón”, ocasionado por un gran ruido y agobio mental, que se repite durante largos periodos de tiempo. Esta tensión acumulada puede dar lugar a problemas muy graves, tanto conductuales como cognitivos.
El estrés presente de manera continuada en la vida de un chaval, le puede generar impedimentos serios a la hora de memorizar y aprender, tanto en sus años escolares como en el futuro, si no se trata a tiempo. Una de las primeras consecuencias del estrés es la falta de sueño, esencial para consolidar nuevos conocimientos. Los problemas de insomnio también originan problemas de atención y agresividad. Por esta razón, sería conveniente un cambio en el estilo de vida para ponerle freno a tiempo.
La meditación – atención plena
Uno de los beneficios de la meditación, tanto para adultos como para niños, es la mejora en la atención plena, así como la reducción de la hiperactividad. Nos lleva al aquí y al ahora para disfrutar del momento presente. Acompañado del ejercicio físico regular, permite la reducción del estrés y una mejora en el sentimiento de bienestar.
Céntrate en el viaje, no en el destino. La alegría se encuentra no en terminar una actividad sino en hacerla” Greg Anderson
La meditación consciente, como el mindfulness, es una de las terapias vanguardistas más en auge por los resultados demostrados en los casos de TDAH y TDA. Gracias a la meditación, se disminuyen los estados de ansiedad y se mejora la concentración en gran medida. El mindfulness permite que la persona enfoque la atención en aquello que está realizando en cada momento.
El propio cerebro se ve afectado favorablemente por la práctica consciente de meditación. La neuroplasticidad se lleva a cabo mientras meditas. Asimismo, te ayuda a conectar con tus emociones mejorando tu inteligencia emocional, a conocerte mejor, a observar tu respiración y a explorar tu cuerpo físico.